Aprende a leer el etiquetado de los alimentos
Para la mayoría de las personas tomar cualquier producto alimentario de un estante del supermercado y acto seguido meterlo en el carro sin saber de lo que se trata es, y sigue siendo, la práctica más común desde siempre y también la más desaconsejable.
No todas las leches son iguales, ni los lácteos, ni las galletas, ni mucho menos los quesos, embutidos, carnes, etc.
Intencionadamente, los manufacturadores de alimentos, con evidentes intereses comerciales y letras muy grandes se afanan en resaltar con llamativos reclamos “bajo en sal”, “sin gluten”, “sin grasas” “elaborado con aceites vegetales” “rico en fibra” y otras lindezas parecidas. Pero si uno desea conocer la relación de componentes del alimento.
La letra, no pequeña sino microscópica, impedirá que incluso los que disfrutan de una agudeza visual prodigiosa puedan acabar por entender lo que es absolutamente necesario conocer para tener la certeza de que lo que compramos es lo que realmente queríamos por sus propiedades saludables.
Por el contrario, cuando el fabricante desea atraer la atención del comprador coloca en la etiqueta y con grandes letras “O% en azúcares” y un poquito más abajo, escribe en una letra mínima “añadidos”. Gran engaño. Unas galletas, por ejemplo o una tableta de chocolate ya llevan muchos azúcares, la mayoría en forma de hidratos de carbono de absorción rápida; de alto índice glucémico, que son los más perjudiciales para los consumidores con intolerancia a los azúcares.
Los mismo ocurre con otro reclamo malintencionado: “Preparado con aceites vegetales”. Pero oiga, ¿es que le parece lo mismo un aceite de oliva virgen extra (la mejor grasa vegetal) que uno de maíz, girasol, palma o coco (los más perjudiciales)?
Hay que tener mucho cuidado con estas cosas. Lo mismo ocurre con la sal, las grasas trans, las saturadas, etc., etc.
Los expertos en nutrición afirman que todo lo que comemos influye decisivamente en nuestra salud. Pero ”no somos lo que comemos” como suele decirse. Lo que si está claro es que tanto la salud como la enfermedad entran por la boca. Por eso, de nosotros depende elegir los productos más sanos, siempre y cuando los fabricantes de alimentos tuviesen la amabilidad de endosar a sus productos etiquetas, claras, detalladas y sobre todo legibles.
Actualmente, diversas Comisarías de la Unión Europea, han elaborado normas de obligado cumplimiento para que, de una vez por todas, los consumidores sepamos lo que compramos, sin engaños ni vaguedades.
Todos hemos visto y comprobado que en la parte trasera, delantera o en uno de los laterales del producto se incluye una etiqueta donde podemos ver la composición del alimento.
Los expertos aconsejan prestar atención a dos apartados esenciales: la composición, que incluye cada uno de los ingredientes que componen ese alimento en orden decreciente en cantidad; y la información nutricional, en la que se señala la relación de calorías por cada 100 gramos o 100 mililitros de grasas totales, grasas saturadas, azúcares… Es decir, todos los macronutrientes que componen ese alimento.
Pero hay que fijarse muy detenidamente en la cantidad porque esas cifras se refieren a 100 gramos o mililitros de alimento. Sin embargo debemos tener en cuenta cuáles son las cifras para una ración de ese alimento. Si por ejemplo,si es un envase de 250 ml y lo consumimos por completo, habría que multiplicar esa cantidad por 2,5.
Además del tamaño del envase, hay que conocer la cantidad de nutrientes por cada 100 ml o 100 gr, las proteínas, los hidratos de carbono o las grasas, etc. También pueden añadirse otros elementos informativos como la cantidad de fibra, las vitaminas y los minerales que tiene ese alimento, lo que nos puede ayudar a hacer la valoración global del producto.
Pero ahí no acaba toda la información que debe incluir la etiqueta del alimento. También podemos encontrar mensajes que informan al consumidor acerca de si ese alimento tiene alguna propiedad nutricional, especificando el contenido o ausencia de determinados nutrientes o sustancias que tienen un beneficio nutricional. Sin embargo, es importante saber que ese valor nutricional (por ejemplo, el contenido en omega3) debe llegar a determinada cantidad para que suponga realmente un beneficio nutricional.
Con toda esta información, podremos elegir aquellos alimentos que más nos convienen. Por ejemplo los que tengan menos grasas saturadas (carnes rojas, embutidos, etc.). Los que no tengan azúcares añadidos, los que tienen un alto contenido en fibra (por lo menos 3 gramos de fibra por cada 100 gramos) . Los bajos en sal, etc. Y si además tienen otra serie de nutrientes que pueden beneficiarnos, mejor aún. Por ejemplo, minerales, vitaminas, etc.
Lo mismo podríamos decir de numerosos productos de uso cosmético cuya composición, efectos beneficiosos, perniciosos y secundarios, quedan, a menudo en el etiquetado y en el folleto informativo poco claros e incluso confusos, con las graves consecuencias que ello puede traer consigo.
Un último consejo: cuando vayas al supermercado, hazlo con el tiempo suficiente para leer las etiquetas, mete una lupa en el bolso para enterarte de lo que dice la letra pequeña y no te fíes de los reclamos publicitarios. ¡Infórmate!
¡Ah! Muy importante: Compra después de comer, con el estómago lleno y sin hambre ni sed, redacta antes una lista de lo que realmente te hace falta, así comprarás lo que necesitas y no volverás a casa con la cesta llena de “caprichitos” que en nada benefician a tu salud.
¿Te preocupa ser multado o perder grandes cantidades de dinero por no cumplir con el nuevo etiquetado de alimentos y bebidas?
¿Necesitas entender las nuevas adecuaciones de los íconos, posiciones y tamaños de la información que tienen que contener las etiquetas de tus productos?
¿Sabes cómo hacer los cálculos exactos para el nuevo etiquetado frontal de alimentos y bebidas?
¿Tienes dudas sobre cada etapa del periodo de transición hacia el nuevo etiquetado de alimentos y bebidas?
Para todos los productores de alimentos y bebidas, ya no es una elección, es una obligación cumplir de la nueva legislación, y evitar futuras sanciones por incumplimiento de las leyes de etiquetado.
FORSUA (Formación Superior en Alimentos), es la Empresa #1 en Capacitación y Consultoría para la Industria Alimentaria y de la Hospitalidad.
Estamos al servicio de profesionales en la industria alimentaria y de la hospitalidad, que busquen especializar sus habilidades y conocimientos para alcanzar los estándares de calidad mundial en sus labores diarias, con programas únicos impartidos por los EXPERTOS MÁS RECONOCIDOS DE LATINOAMÉRICA.
Si necesitas aprender los requisitos necesarios que deben aparecer en el etiquetado de alimentos y bebidas, tener la certeza sobre los sellos frontales en tus productos, y sobre todo, que las etiquetas en los envases sean a prueba de todas las leyes vigentes, contáctanos y te ayudaremos en lo que necesites.
Si es de tu interés inscribirte al seminario completo, conocer informes y obtener un descuento especial, contáctanos por cualquiera de las siguientes opciones:
No te quedes fuera y manténgase en contacto con un ejecutivo especializado
Autora: MCM Asesora de Imagen.
Comentarios (0)